Has que el Cliente Sienta o se Imagine Usando tus Productos

Cuando una persona ve a otra disfrutando de los beneficios de un producto o servicio, se genera automáticamente en la primera persona una sensación de deseo por reemplazar a quien está realizando la demostración de uso.

De hecho, psicológicamente, en algunos casos, es posible desarrollar en la mente de la persona que está viendo a otra usar el producto, el famoso "Síndrome del Triciclo", que nos remonta a nuestra infancia, donde "el triciclo es mío y no lo presto, no me importa que yo mismo no lo use". De tal manera que ante la "ausencia del triciclo", algunas personas, sobretodo con rasgos de personalidad obsesiva, eleven su deseo de adquirirlo a su máxima expresión, llevándolos a comprar prácticamente sin pensar sobre la utilidad o necesidad de su nueva adquisición.

Aquí debemos analizar un par de cosas, siendo la primera ¿por qué los aparatos para bajar de peso se pueden doblar y guardar bajo la cama?.

Cuando te pones a analizar la respuesta a esta pregunta, normalmente todos llegamos a la misma conclusión: "Se pueden guardar bajo la cama, porque ese es el lugar en donde finalmente terminarán existiendo". La segunda reflexión, es que los compradores compulsivos normalmente sienten que se benefician del producto adquirido, solamente por el hecho de tenerlo, más no de usarlo, por ejemplo, hay personas que disfrutan viendo su bicicleta nueva colgada en la pared, dado que no salen a ruta, pero psicológicamente por tener la bicicleta, sienten que ya están haciendo ejercicio.

Si bien la intención de contextualizar es una forma de "poner al cliente en nuestros zapatos", y hacer que él vea lo que nosotros vemos como conocedores del producto, se debe hacer de una forma sincera y transparente, de tal forma que siempre actuemos con la verdad, y que nunca el cliente se vaya a sentir engañado por una publicidad mentirosa.